Mi Goliat...

Parece que fue ayer cuando subía las escaleras con la extraña sensación de que el piso se movía (no es para menos: me temblaban las piernas)... Lo desconocido sacaba sus dientes, mientras yo me derretía de miedo dejando charquitos por todos lados. Un gigante de proporciones colosales, aceptaba entre carcajadas a la ilusa, que con solo dos piedrecitas en las manos, le retaba (esa loquita por supuesto era yo)... Y tenía sueños que no me cabían en los bolsillos, superaban su capacidad en número y tamaño... Y un MIEDO MAYUSCULO (¿Lo había mencionado ya?) como el de un claustrofóbico metido en una lata de sardinas... Pero contra todo pronóstico, pudieron más las ganas... Entre tantas vueltas que dió el tren y mis deseos de bajarme en la parada más cercana, el tiempo pasó sin arrollarme (para mi sorpresa)... Y llegué... Con pelos chamuscados y un bastoncito en las manos por si faltaban las fuerzas... Pero segura de que este era mi camino... Esta mañana subí las mismas escaleras, pero esta vez el piso no se movió :)

PD. Hoy fue la bienvenida de los nuevos residentes de Pediatría de mi hospital... Veo en ellos mi cara y mis piernas... El inicio y el final de un viaje, que entre cafecitos y guardias reempieza... Enhorabuena...